01.AGO.2012 - POS.- 38 12 25 N 14 58 00 E TIME 18:00 UTC

Los viajes del Irenea
Amancio Macia
Wed 1 Aug 2012 18:14

En Navegación, entre Cefalú y Riposto (Sicilia)

 

El día 30, a las 08:00 de la mañana, llegan Carmen y Montse y nos vamos para Filicudi. Habíamos estado en Pecorini  Mare, un pequeño pueblo de la costa SW, en el año 2009, y  Manuel tenía muy buen recuerdo de aquel fondeo con boya. Llamamos por teléfono al encargado de las mismas, Nino Terrano, y le comunicamos que esperamos llegar sobre las 14:00 horas. Al principio vamos a motor, pero conforme avanza el día se entabla un poniente  (viento del W) de 12 a 15 nudos, y navegamos a vela alegremente. Cuando llegamos a Filicudi llamamos a Nino, que nos dice que con poniente no es bueno el fondeo, y que vayamos al otro lado de la isla, a Filicudi Porto. Pero al acercarnos a la costa descubrimos que ya no hay boyas en Pecorini. Menudo morro. Italiano liante donde los haya. Así que en un abrir y cerrar de ojos ya estamos virando el cabo Graciano, zona muy famosa de buceo por sus pecios de barcos romanos y griegos, y llegamos a la rada de Filicudi Porto. Nos amarramos a una boya, pero nos parece muy grande y lejana, así que nos movemos a una más cercana a costa. Al final aparece Carmelo, el ormegiattore, que nos ayuda con la amarra, y rápidamente nos pide que le paguemos. Aunque estamos a escasos 50 metros de la playa de cantos rodados volcánicos, tenemos 26 metros de profundidad.  Somos el único barco de vela en boya, aunque hay una buena tropa de ellos en la única zona en la que se puede echar el ancla. Pasamos el día bañándonos y cuando cae el sol nos acercamos con la neumática a ver el pueblo: 20 casas, una farmacia, dos tiendas con todo tipo de productos, un bar, un restaurante y un albergo. No tiene el encanto de Pecorini (que todavía es más pequeño) pero Montse reconoce que es sorpréndete encontrar un sitio tan autentico como este en el Mediterráneo, y sobre todo en temporada alta. Nos tomamos unas birras, hacemos algo de compra (a precios de isla), reservamos en el restaurante y volvemos en el “gomonne”.

 

Han llegado algunos veleros más, pero sigue habiendo muchas boyas libres, aunque el número de barcos fondeados ha aumentado. Después de la ducha, tenemos espectáculo en directo. No hace falta TV en estos sitios. Una lancha de los Carabinieri se acerca a todos los barcos con ancla y les dice que tienen que irse a boyas o a otro sitio, que no está permitido estar ahí. El cacao que se monta es soberano. De pronto nos vemos rodeados de barcos “peleando” por las últimas boyas. Carmelo no da abasto. En un momento dado, le dice a unos franceses que ya no hay sitio, que tienen  que irse. Resignados siguen dando vueltas alrededor, pero al final, deciden salir a mar abierto. Son las 20:00 horas, y la isla más cercana esta a unas 12 millas. Al final se juntan los dos “gomonnes” y  vemos hablar a los Carabinieri con Carmelo. Todo parece claro. Nosotros a lo nuestro: a dar fe de una inslata di polpo, una caponata de pesce spada y un mixto affumnicatti, ademas de racciolas, scorfanos y otros peces al horno y a la plancha. La vuelta en la neumática ya de noche tiene su cachondeo, pero llegamos sin problema al Irenea.

 

El fondeo es malo. Hay poco viento, pero algo de mar de fondo, por lo que el barco se mueve y bornea constantemente sin mucho sentido. En algunos momentos, la boya golpea contra nuestro casco. Hace mucho calor, y solo los de la bañera (Carmen y Manuel) duermen a gusto. A las 05:45 nos levantamos; recogemos y estibamos la neumática, a las 06:00 ya estamos saliendo rumbo a Cefalú. El viento es hoy un de proa, y tenemos algún salpiqueo en la bañera. Carmen esta un poco mareada, permanece todo el rato en bañera.

 

El plan era dejar a las chicas en la gasolinera, hacer combustible y salir para Riposto, pero descubrimos que el alternador no está cargando. Arrancamos generador para reponer las baterías, y al llegar a Cefalú intentamos que venga un mecánico rápidamente, pero no es posible, así que nos vamos a un amarre, y decidimos hacer noche. Al final de la tarde conseguimos el mecánico, y descubrimos que simplemente era que la correa estaba poco tensa. Un poco avergonzados por no haber sabido arreglar algo tan sencillo (por algo de vaguería: no desmontar la tapa de acceso del motor a la zona del alternador, pues hay que quitar un mueble de cajones y la escalera). Total, al final tenemos que desmontar todos los paneles, pero la reparación no lleva más de 20 minutos, y el coste es sorprendente: 20 euros. No nos quejamos, a disfrutar otra noche de los paseos por las estrechas calles medievales de Cefalú, por su imponente Duomo, y su gastronomía. El Restaurante que Mateo nos ha elegido (Le Brace) está cerrado, pero acabamos en la “Veccia Marina”. Tiene bogavantes y langostas de más de 5 kg. en una pecera. Yo nunca los había visto tan grandes. Al acabar de cenar seguimos paseando y tomamos algo en un Restaurante/Bar/Galería de Arte/Librería que tiene un jardín interior muy bonito. Manuel cuenta historias apasionantes. Carmen ríe y disfruta.

 

Esta mañana nos levantamos a las 08:00, y nos vamos al pueblo a comprar algo de pescado y últimos detalles, y a las 11:45 soltamos amarras. Damos rumbo a Capo Milazzo, y vamos pasando todas las Éolias por nuestro babor, a cierta distancia. El mar esta lleno de botellas y plásticos, y Manuel engancha en sus aparejos unos cuantos. Esta noche pasaremos el Canal de Messina, que siempre tiene algo de complicación por el tráfico intenso (pensamos que al menos de noche no tendremos a los pescadores de pez espada) y las corrientes. Esperamos llegar a Riposto mañana por la mañana.