23.MAY.08 - POS.- 38 31 N 27 52 W TIME 21:00 UTC

Los viajes del Irenea
Amancio Macia
Fri 23 May 2008 20:10

El día 23 de mayo del 2008, a las 13:40 horas UTC (que además coincide con la hora local de Azores), el Selene III larga amarras del puerto de Horta, Faial, camino de la península Ibérica.

 

Inicialmente habíamos pensado quedarnos hasta el sábado, pero realmente la Isla (y las ganas de la tripulación) tampoco dan para mucho. Además, la mayor parte de nuestros vecinos, y los amigos que hemos hecho durante la recalada, deciden partir hoy por la mañana.

 

Así pues, después de rellenar tanques, pasar por la capitanía, inmigración y aduanas, hacer las últimas compras en el supermercado Modelo, subir al palo a repasar las poleas de drizas de spi y el equipo de viento, y hacer una última visita al Peters Café, arrancamos motor y damos rumbo a la bocana del puerto.

 

No hay razones científicas para explicar por que Horta se ha convertido en la arribada típica de todos los cruces Atlánticos en dirección Este. De hecho, algunas personas con varias travesías están prefiriendo ir a la capital, Sao Miguel. Una de las primeras razones –obvia- es su situación, pues desde Caribe es uno de los puntos más cercano. Hay otras más etéreas. Parece ser que el primer gran navegante solitario, Joshua Slocum, llegó a este puerto en 1895 y dijo “sentirse como en casa” por el trato y la amabilidad de la gente. Otro argumento de peso es la propia Marina de Horta, posiblemente el mejor puerto de todas las Azores, y que dispensa cobijo a gran cantidad de barcos; según el derrotero de la RCC, “puede ser un ejemplo de cómo una marina debe ser administrada y mantenida”

 

Horta es la única ciudad de toda la isla de Faial, y se recorre básicamente en poco tiempo. Tiene cierto aire colonial, con fachadas blancas y piedra volcánica negra. Hay un bastión ahora convertido en “Pousada” que se eleva junto al puerto. Hay calles empinadas, y algún pequeño parque con grandes árboles muy cuidados.

 

Las actividades de los navegantes se distribuyen principalmente en la vida de pantalán (con algunas reparaciones después de la travesía) y la búsqueda de restaurantes para comer lo mejor posible, y en especial, carne. Hay un restaurante donde todo el producto se lo hace uno mismo en la piedra, y triunfa claramente entre la tropa. Otro de los clásicos es el Capitolio.

 

La tercera actividad principal, por absurda que parezca, es tomar algo en el Peters Café Sport. Es el punto de encuentro de todos los navegantes, y aún hoy en día unas pocas personas dejan sobres con mensajes para otros conocidos, esperando que los recojan a su llegada. El Café, que no es de grandes dimensiones, permite a la gente sacar sus bebidas a la calle. Por alguna extraña razón, entre los navegantes, si no se ha estado en el Peter’s,  no has estado en Horta y no has cruzado el Atlántico. El negocio florece, y junto al bar hay una tienda con productos de merchandising (obviamente, de proporciones superiores al propio café), tiene un pequeño museo del mar en plantas superiores y un negocio de barcos para diving y avistamiento de ballenas. El día que llegamos, después de comer, fuimos a tomar algo. Nos sentamos a las 16:00 y nos levantamos a las 23:38. El ron oro de 8 años se acabó. Es lo que tiene el mar y los excesos.

 

En el Peter’s siempre te encuentras con gente, y fácilmente haces amigos; nosotros conocimos a Jordi, un catalán de L’Escala que hace trasportes, y estaba llevando un catamarán de 46 pies entre Florida y Cork (Irlanda). Iba con su novia, Rachel, una inglesa de Hong Kong con hombros de boxeadora. Y una francesa lánguida y algo melancólica. Para Jürg básicamente era “un poco pija”.

Estaba la gente del Fortuna, con Antonio Escribano a la cabeza; y Alfonso Manzaneque, un ex legionario de Málaga que va en un Comet 460. Es su octavo cruce, y el primero en solitario. Su planteamiento es simple: “mejor solo que mal acompañado, y casi, mejor solo que bien acompañado”

 

Otro detalle característico de Horta es la tradición de dejan un graffiti, dibujo o similar con el nombre del barco y la tripulación, en el suelo y paredes de todos los muelles y malecones. Con el paso del tiempo, algunos se han borrado y en otros se ha pintado por encima de ellos. Son miles, y aunque nadie les hace mucho caso, puedes pasar un cierto tiempo ojeándolos. Esta es la foto más típica y turística de esta isla.

 

No hay para mucho más, y aunque habíamos llegado con adelanto, realmente dos días han sido suficientes, por lo que aquí estamos, otra vez en camino. A la salida hemos atravesado el canal do Faial, entre ésta isla y Pico,  impresionante, presidida por un inmenso volcán de forma triangular. Más adelante hemos entrado en el canal de Sao Jorge, entre Pico y la isla del mismo nombre.

 

A las 21:00 damos nuestro rumbo para los próximos días. La estrategia no es ir directamente a Cabo San Vicente. Al salir vamos a ir casi en dirección Este puro, y una vez recorridas 500 millas aproximadamente, daremos más hacia el sur. De esta manera aprovechamos las corrientes de Norte a Sur que discurren junto a la costa de Portugal.