16.JUL.11 - POS.- 38 21 00 N 28 10 00 W TIME 20:00 UTC

Los viajes del Irenea
Amancio Macia
Sat 16 Jul 2011 19:58

En navegación, entre Horta (Faial) y Ponta Delgada (Sao Miguel)

 

Bueno, aquí estamos otra vez. Parece que fue ayer. Esta vez, los tres fratelli. Mateo y Manuel (que viven en el extrarradio) vinieron a dormir a casa. La velada fue muy agradable, y nos acompañaron Rosa y Diana. Aunque nos acostamos algo tarde, tenemos que salir de autentico madrugón (había que estar en el aeropuerto a las 06:30). La facturación y el acceso al avión se realizan sin problemas, pero por alguna razón salimos con más de media hora de retraso. La conexión era bastante justa, pero ambos vuelos eran de TAP, así que viajamos con cierta tranquilidad. Al llegar a Lisboa los problemas continúan. No hay finger, y la escalera tarda 10 minutos en llegar; autobuses de largo recorrido (hemos aterrizado en la Terminal 2, pero nos llevan a la Terminal 1). Cuando vamos al mostrador de conexiones vemos con cierto horror que nuestro vuelo sale de la Terminal 2, así que otra vez a pillar un autobús entre terminales. Aún así los paneles indican en el vuelo “Diríjase a Terminal 2”. Pero cuando llegamos nuestro avión ya no está. Lo normal. Vamos al mostrador de Tap, y nos meten en el vuelo de las 16:50. Son las 09:30. Me quejo un poco que no haya más vuelos, y la chica de Tap me contesta: “tiene usted suerte, este mes hemos empezado a realizar dos vuelos al día. Antes solo había uno”. El que no se consuela es porque no quiere. Eso si, me entrega cariñosamente tres tiques de 6 euros para un almuerzo, y tres de 16 euros para la comida.

 

Como tenemos tanto tiempo, decimos irnos al centro de Lisboa, previa paso de la consigna para dejar nuestro equipaje de mano. Mateo nos hace de anfitrión, lo conoce bien; incluso recuerda cuando se tomaba algunas copas de cogñac durante la Revolución de los Claveles, en 1974. Es una pena, pues tenemos previsto venir a Lisboa en algo más de una semana, pero estamos mejor que el aeropuerto. Primero nos tomamos un café en Nicola, en Rossio. Luego paseamos por el barrio de Chiado, y subimos la rua Garret. Al final bajamos al mar, y entramos por la Plaza del Comercio pasando por el Arco y la Rua de Augusta. Llamamos a Toño, el gran experto en Lisboa, y nos recomienda algunos restaurantes. Al final decidimos ir al Gáveo do Mar, una concurrida y popular marisquería. Antes, una cervecitas en el British Bar. El local tiene mesas corridas muy juntas, y hay que levantarse para poder dejar entrar y salir a la gente. A nuestro lado se sienta una joven y bella portuguesa con su novio. Lleva un ceñido traje rojo, y ropa interior negra, que enseña con su generoso escote. Nosotros, os lo podeis imaginar, nos dedicamos a los bueyes de mar, los sepionets y el “cozido de Bacalao”, todo ello regado con dos botellas de blanco de Alentejo. De postre, fruta; luego taxi al aeropuerto, con un conductor hablador compulsivo, que hace el camino por el borde del mar, en dirección al Parque de las Naciones, donde fue la Expo 98.

 

Como el día tenía que estar torcido por naturaleza, al llegar a la Terminal 2, después de recoger nuestro equipaje de mano en la Terminal 1, vemos que nuestro avión tiene una hora de retraso. Empezamos a consumir nuestros tiques con fruición (cafés, aguas, algún gin tonic). Como nos sigue sobrando mucho, compramos sándwiches y bebidas que nos llevamos alegremente al avión, que por cierto va bastante lleno. Manuel y Mateo hablan sobre el cambio experimentado por las portuguesas (bellas para Manuel, pero con cara de mala leche para Mateo); Manuel apunta que esto no es una contradicción; también se habla de como el país tampoco parece estar sumido en una profunda crisis.

 

Sobre las 19:30 hora local (21:30 en Madrid), 15 horas después, llegamos a Horta. Nuestras maletas salen de las primeras. Un taxista nos lleva con alegría por las carreteras de Faial. Cuando llegamos a la marina, vemos que han movido el Irenea de amarre. Lo buscamos, y lo encontramos. Seguimos abarloados al barco de acero de Jean Pierre, pero en el muelle, en tercera línea. Descargamos las maletas, y nos ponemos a acastillar y estibar los pertrechos. Todavía tenemos un poco de luz. Hacemos las camas, y cenamos en el barco los sándwiches del aeropuerto. Sobre las 23:00 horas nos vamos al Peter. Hay bastante menos actividad que hace un mes, tanto en número de barcos como de gente. Encontramos mesa fácilmente. Nos tomamos un par de gin tonics cada uno, más bien dicho, zumo de limón con tónica. Como estamos bastante molidos (son casi las 02:30 para nosotros) nos vamos al barco directamente.

 

A las 08:00 ya estamos en funcionamiento. Duchas, desayuno, y paseo con cuesta incluida al supermercado Modelo. Hacemos una buena compra, llamamos un  taxi, y de vuelta al barco. Lo estibamos todo, y ya son casi las 12:30. Quedamos con Altino a la una. Le damos unas camisetas y una botella de Ron. Nos pide que se la firmemos, y nos despide con alegría. Yo me voy a la Capitanería, pero descubro que está cerrada hasta las 2. Decido esperar. Mateo y Manuel se van a dar una vuelta por el pueblo. A las dos y cuarto llega el personal. Hacemos la salida, y me junto con Manuel y Mateo en el restaurante Medaljas. Brótola frita y “Bermello” a la plancha. Es la hora de salir. Hay algo de viento (unos 15 nudos) pero la maniobra de sale bien. En el canal entre Pico y Faial tenemos algo de oleaje y casi 20 nudos, pero de la aleta de babor. Vamos con alegría por encima de los sietes nudos. Conforme empezamos a dejar Faial por nuestro babor, el viento va rolando, aminorando y poniéndose de proa. Al final tenemos que poner motor. Altino ya nos lo había avisado. Casi lo ha clavado. Conforme perdamos el amparo de la isla, volverá el viento de componente Norte.

 

Así que otra vez “on the road” a los lomos de nuestro querido Irenea, esta vez en el Atlántico. La intención es recalar mañana en Ponta Delgada, y pasar allí el lunes, para luego salir hacia Lisboa.