Amarrados en Marina de Ponta Delgada. Sao Miguel Azores. Pantalán
F, amarre 22.
Nos levantamos relativamente tarde (sobre las 10:00 de la mañana).
Cada uno va un poco a su aire. Yo me dedico a realizar algunas reparaciones, en
especial a cambiar el tubo de la boca de llenado de combustible. Montamos el
estay volante, pues pensamos llevar la trinqueta, que nos ayudará en rumbos de
ceñida y con algo de viento.
Mateo se va a dar una vuelta, y Manuel pulula entre el barco y la
marina. Sigue a la espera de su ascenso, que no se publica. A las 12:30 me voy
a la ducha, y descubro que hay un bloque de duchas que dice “duchas de
agua fría”, y uno anexo que dice “duchas de agua caliente”. Podían
haberlo avisado. Se nota que no tienen problemas de espacio, son tipo la Marina de Denia, con su
pequeño baño y zona para cambiarse. Son Unisex. Nos tomamos unas primeras
cervezas, y decidimos comer en el barco, pues compramos un pescado en Horta (un
“bermello”) y nos da pena tirarlo. Manuel lo hace en rostidera al
horno, con patatas, zanahoria, chalotas y ajos enteros. De primero, ensalada. De
postre, unas copitas de ron y yo tomo Ratafía, en honor de Caula. Al final se
nos hacen casi las 5 de la tarde.
Hacemos una corta siesta, y sobre las siete nos vamos a ver el barco
escuela de la Armada Portuguesa,
el “Creoula”, de cuatro mástiles, pero sin velas cuadras, al que
vimos entrar a puerto por la mañana. Pasamos antes por un bastión de defensa,
al estilo italiano, el fuerte de “Sao Brás”. Conforme nos acercamos
al muelle, no paran de desembarcar un gran número de marineras, y algunos
marineros. Al llegar nos dicen que las visitas no están permitidas.
Amablemente, el marinero nos pide perdón por no poder ayudarnos. Volvemos al
barrio viejo, pasando por “As Portas da Cidade”, una plaza con
arcada que intenta recordar la
Plaza de Comercio de Lisboa en una escala mucho menor. Nos
tomas unas cervezas en la Plaza
de San Francisco, y cenamos en el Restaurante Alcides, famoso por hacer un Bife
frito con ajo y pimiento. Está bastante bueno, pero es algo indigesto. No
tomamos casi postre. En la primera mesa hay cinco españolas, de variada edad, cuya
conversación va en aumento conforme van cayendo las botellas de vino. Por
supuesto, Manuel se acerca a charlar con ellas animadamente. Están terminando
sus vacaciones por la isla. Se despiden con cariño. En la mesa contigua hay dos
bellos y jóvenes portugueses, hablando con dos españolas. Las camareras de
Alcides, todas mujeres y vestidas de negro, nos los comentan: hoy todas las
mesas con españoles.
Paseamos tranquilamente hasta la Marina, y seguimos la misma rutina del día
anterior: gin tonic par pedir algo de hielo. Esta vez nos dan más, pero nos lo
cobran. Llamo a Rafael un poco antes de la Rueda, y me comenta que lo tenemos algo difícil para
Lisboa, incluso para Cabo San Vicente. En el barco nos volvemos a bajar pronósticos,
pero es más de lo mismo: N o NE. Hay siempre 15 nudos, y en algunos casos 20 y
hasta 25. Nosotros lo tenemos claro en principio: piloto a 60 grados de viento
por Babor, y donde nos lleve. En algún momento vemos que apuntaremos a Essaouira.
Mateo dice que sus marisquerías son muy buenas. Otra opción es pasar de todo,
ponerse más de popa e ir a Madeira, pero luego remontar hasta el Estrecho
costaría. Así que no sabemos… vamos a ir avanzando y les iremos
informando.