28.JUL.12 - POS.- 38 13 15 N 13 03 00 E TIME 20:00 UTC

Los viajes del Irenea
Amancio Macia
Sat 28 Jul 2012 19:00

En Navegación, entre San Vito lo Capo y Cefalú.

 

El día 25 lo pasamos en San Vito. Hicimos algunas reparaciones en el barco por la mañana, y sobre las 13:00 llegaron Montse y Carmen. Comimos todos juntos en el barco, y luego ellas se fueron a la playa, nosotros a dormir la siesta. Por la noche fuimos a un pequeño pueblo cercano, llamado Macari, donde el Albergo-Restaurante “Pocho” nos da de cenar un menú fijo, todo de pescado, bastante bueno. La terraza tiene unas vistas espectaculares a la punta de los Sarracenos y el Monte Cofano. Como buenos españoles, llegamos tarde y nos perdemos la puesta de sol. La dueña fue muchos años actriz por Sudamérica y habla muy bien español; al acabar nos enseña su colección de marionetas. El hotel tiene su encanto, pero los precios son altos.

 

El día 26 lo dedicamos a navegar por la Reserva Natural de Lo Zingaro. Vamos pasando calas y al final nos fondeamos en una de las más famosas, la del Uzzo. Hay muchos gomonnes, pero pocos veleros. Muy al estilo de Aldo, no metemos en todo el medio y nuestra popa casi toca la línea de boyas. Hay un gommone con 6 personas muy cerca de nosotros; estaban pescando y bañándose. Hay muy poco viento, y sus borneos son muy diferentes a los nuestros, por lo que al final tiene que moverse un poco, no sin despotricar. La cala tiene una pequeña playa de arena fina y blanca, que está a rebosar. Hay alguna construcción rustica y olivos por todas partes, pero ningún elemento de civilización moderna. La gente solo puede llegar a ella por barco o andando. Sacamos nuestra auxiliar, pero no la usamos, no hay ningún sitio al que ir. Manuel, Montse y Carmen nadan hasta la playa, que está a menos de 50 metros. El días es más que tranquilo, Manuel nos hace un fideuá, y Carmen descubre el significado del “dolce fare niente”. Es su primer fondeo en una cala, y aunque tiene un leve mareo, se lo pasa muy bien. Regresamos a puerto antes de las 18:30, y nos vamos a la pescadería a comprar un kilo de gambas alistadas, almejas y mejillones, que cocinamos en la casa que tiene alquilada Montse y Carmen. La sobremesa se prolonga animadamente hasta las 01:00 horas. Jornada redonda.

 

El día 27 salimos bastante pronto para las Égadi, y como tenemos casi 4 horas de ida y 4 de vuelta, elegimos la que nos pilla más cerca, que es Levanzo, y nos fondeamos en Cala Fredda. Hay 6 veleros fondeados, y de nuevo muchos gomonnes. La playa es de cantos rodados y casi no hay gente. Es más agreste y salvaje, pero con menos encanto que la de ayer. El agua, algo más fría, haciendo honor a su nombre. Montamos la auxiliar con su motor eléctrico, y las chicas se van a la costa. Manuel y Mateo se acercan a Cala Dogana, que tiene el pequeño Puerto de Levanzo, donde entran y salen ferries sin parar. Ni siquiera se desembarcan, deciden volver al barco. Comemos unos tallarines al fruti di mare, con gambas, cigalas, almejas y mejillones. A las 16:00 horas ya estamos levantando fondeo. Luego por la noche, salimos a cenar a San Vito. Todos los sitios (y son muuuchos) están hasta arriba. Viva la crisis. En algunos la gente espera pacientemente en sillas en la calle. El trasiego de personal es serio. Mateo tiene anotado un restaurante que parece interesante, pero no logramos encontrarlo. Nos indican bastante mal, y después de dar algunas vueltas decidimos ir a otro, el Syrah, del que teníamos buenas referencias. La mayoría cenamos Cous Cous de pescado, que es el plato típico de San Vito. En la última quincena de Septiembre se realiza el Cous Cous Festival, y todo el pueblo hierve con demostraciones gastronómicas, conciertos y agitación variada. En el regreso de Turquía del año 2005, y debido al mal tiempo, recalamos en este puerto, y teníamos un buen recuerdo. Casas de no más de dos alturas, ambiente marinero, costero y sencillo. Buena playa de agua cristalina, que en verano se llena hasta los topes con ambiente muy familiar.

 

El día 28 lo hemos dedicado al turismo de coche. Salimos pronto hacia las ruinas de Segesta, donde hay un imponente anfiteatro, y un templo griego muy bien conservado, principalmente porque nunca se acabó de construir; esto le hizo sobrellevar mejor los embates de la naturaleza.  El lugar es una fortaleza natural, enclavada en lo alto de una colina (el Monte Bárbaro). Mateo nos explica la historia de sus habitantes, los Elimeos, de origen Troyano. Calor asfixiante y cuestas de miedo, pero nada para gente que ha estado en Delfos o Bulla Regia. De allí nos vamos directamente a Erice, la ciudad medieval en un  promontorio que domina toda la Bahía de Trapani y las Égadi, y la zona de Monte Cofano. Las vistas son espectaculares, aunque hace tanto calor que hay un poco de bruma. Despachado Erice, bajamos a Trapani a comer. Recordábamos un restaurante de nuestra recalada en Trápani en el retorno del viaje a Malta en el año 2007. Increíblemente vamos directos; pero cuando llegamos la cocina ya ha cerrado; nos ofrecen el buffet de antipasti, del que damos buena cuenta. Luego paseamos un poco (lo que el calor abrasante nos permite) y regresamos por la carretera de la costa a San Vito.

 

A las 16:30 hora UTC (18:30 hora local) soltamos amarras de nuestro “posto” en los últimos 4 días. Como es sábado, hay bastante animación en el puerto. Una motora ha enganchado una guía en su hélice, y se escuchan gritos y aspavientos. Nosotros dejamos la bocana por popa. Ciao San Vito, nos espera Cefalú.