En navegación, entre Marina Rubicón (Lanzarote) y Marina Sansouci (Santo Domingo, Republica Dominicana)

Anoche solo tuve una guardia, de 20:00 a 24:00, con el Sr. Font. Estuvimos atentos al trimado, intentando sacar un puntito de velocidad extra. El viento, entre el través y el largo, y algo variable, sobre los 10 nudos. A veces subía un poco, a veces bajaba. Con todo el trapo. La última parte de la guardia la hago al timón. Al acabar, entro en mi día libre, así que ya no tengo más guardias. Toño y Caula me informan que la primera guardia transcurre de manera similar, y en la segunda, Mañas y Font tienen una pequeña tormenta, que hace subir el viento hasta puntas de 24 nudos. Recogen génova parcialmente, para acto seguido calar casi completamente y tener que volver a sacarlo. Todo esto no me lo cuentan, porque la actividad es tal en la bañera de popa que todo se oye en el camarote inferior como si pasara en tu nariz.

Al amanecer el viento se estabiliza en los 15 nudos de NE, ya alisio. Vamos bien con todo el trapo, la escota del génova fuera del carro y pasada por la polea de popa del spi, y hacemos 7 nudos de media, al 280º. Es lo que tiene pronosticar cosas, que luego no se cumplen. Ahora parece que el spi es para mañana, pues según Rafael (con el que hemos hablado a las 16:00 UTC) y Ugrib el viento se pone más de popa y baja hasta los 10 nudos.

Lo mejor del día libre es sin duda la noche sin guardias, pues difícilmente se duerme en un barco 8 o 9 horas seguidas. Yo no recuerdo haberlas dormido nunca en el Irenea, ni en la Travesía Antigua-Denia. Cuando amanece, se empieza por recoger, en especial las camas del salón; limpiar los dos baños, limpiar el suelo de todo el barco, y recoger toda la cocina, que contiene lo usado para desayunar (que generalmente se lo prepara cada uno). Cuando todo está recogido, pues a empezar a manchar, hay que preparar la comida.

Es obvio, pero resulta interesante comprobar en que poco espacio se puede tener todo lo necesario para vivir. Si, ya se que la intimidad no es la mejor, pero digamos que con dos parejas, en un espacio como el del Selene III, se puede convivir perfectamente. Tus dos dormitorios con armarios, dos baños “en suite”, salón con biblioteca, TV y música, cocina completa,  despacho (la mesa de cartas), y una excelente terraza con vistas panorámicas. ¿Por qué nos obstinamos en vivir en casas de más de 100 metros cuadrados? Calculamos que este barco puede tener unos 30 metros cuadrados. Una solución habitacional modelo Trujillo.

Si los Japoneses pueden vivir en casa de 20 metros cuadrados, seguramente les valdrá con barcos de 20 pies. Un amigo nuestro, Carlos Martínez, planteo la posibilidad de utilizar barcos antiguos desarbolados como casas en el campo, con su cama de recepción en el terreno, acometidas de agua, luz, gas y desagües, y listo para habitar. Recuerdo que una vez fui a un hotel Ibis donde el baño era exactamente igual al de un barco, de hecho estaba fabricado en una pieza por un astillero. Iría a más, con placas solares, aerogeneradores, baterías e inversores 12 volts. DC / 220 volts. AC y fosas de oxidación, y un sistema de recogida y almacenamiento de aguas pluviales y ya tenemos la casa autosostenible.

Se de alguien que estará pensando que todo esto es una memez, con lo bien que vivimos en nuestras casas de ciudad o de campo. Y no vale el argumento de que un barco te da libertad y te lleva a sitios que no podrás visitar de otra manera, no se trata de eso. Se trata de por qué mas es mejor, si podemos vivir con menos. Aunque no lo crean, yo tampoco lo tengo del todo claro.

Hoy hemos hecho recuento de todas las existencias, y ya hemos planificado los menús para 11 días (otra vez los cálculos¡¡¡). Aunque he dejado un menú extra de lata (fabada litoral, muy apropiada para el Caribe) para un posible doceavo día. Conforme avancemos, quizá tengamos que añadir algún otro, o incluso quitar, no me vean negativo.

Como el día era muy tranquilo, hemos hecho aperitivo: tostadas con pate, mejillones en escabeche y aceitunas. Dentro de las estadísticas de salud y bienestar de toda la tripulación que lleva a cabo el doctor Caula, se había detectado que los días de guiso con chorizo el consumo de Almax se disparaba, por lo que hoy he cocinado unas alubias blancas con verduras, sin nada de sal ni “viandas”. La gente ha repetido, y por segundo día hemos acabado con todo lo preparado. De postre, y profundizando en el tema de la tortita mejicana dulce, hemos diluido en un cazo mantequilla, miel, ron y piña con su jugo natural y un poco de maicena como espesante. Luego, antes de enrollarlas, les hecho puesto chocolate negro rayado por encima. Un posible exceso de calorías pero bien acogido. Caula, que ayer solo quería media, ha comido una y media. Ana, toma nota, la tortilla mejicana de maíz va a ser imprescindible en la despensa a partir de ahora. El Sr. Font nos ha mirado con cierta envidia mientras se tomaba la piña en su jugo natural sin azúcares añadidos.