En navegación, entre Las Palmas de Gran Canaria y Santa Lucía.

Decíamos ayer que avanzábamos a buen ritmo, pero no tanto como para llegar al Pacífico. Por cambiar la longitud en el último momento me bailó una cifra, y parece que algunos se han sorprendido. Bueno, después de una pequeña vueltecita por otros mares, volvemos a nuestro Atlántico en estado puro. Ay Ruth, que imperfectos somos.

Nuestro cuaderno de bitácora nos muestra un nuevo record del Irenea: 183 millas en 24 horas. Más tarde recibimos las clasificaciones, y además comprobamos que 180 han sido efectivas, así que no se puede pedir más. Seguimos toda la noche y todo el día con el mismo aparejo, a orejas de burro, media mayor por sotavento, y el génova atangonado por barlovento. Parece un poco innatural, pero para vientos portantes, y ángulos por encima de 140º nos está funcionando muy bien. Además es muy estable. El único problema es que el barco tienda a orzar en la bajada de alguna ola, y se nos hinche el génova inversamente, como ha ocurrido alguna vez. Estamos atentos y corregimos rápidamente. En un tarascazo, se nos va el grillete del puño de amura del génova. Nos acercamos rápidamente a proa con chalecos y líneas de vida. Lo cazamos de nuevo con un aparejillo 6:1, y lo volvemos a fijar con un grillete más grande. Parece sencillo si no fuesen las 3 de la madrugada, la noche oscura, el viento fuese de 25 nudos, las olas tuviesen 4 metros, y la proa las va pinchando a algo mas de 8 nudos. Todo se realiza rápidamente y sin problemas. Algún roción, no pasa nada, a volver a cambiarse.

Aunque hemos intentado aguantar hasta el final, sabiendo que los alisios, aunque tarde acabarían entrando, nos ha sido imposible llegar en la fecha prevista, y hemos tenido que retrasar los billetes de regreso. Y eso que vamos los 62 en el general de la flota de 230. Esta mañana solo habían llegado 8 barcos, así que tampoco lo estamos haciendo tan mal. Algunos además vamos a llevar el barco a Martinica (a Le Marin) donde permanecerás hasta el regreso a primeros de mayo. Hoy hemos vuelto a cambiar la hora a UTC -3.

Nos levantamos con un mar algo mas movido. Alguna ola nos menea seriamente, y aunque vamos con mar predominante de popa, nos entra algo de agua. Los que tenemos portillos a sotavento, que nos habíamos sonreído sobre los percances de los alojados en barlovento, siempre confiados, descubrimos que en una orzada con una escora de mas de 40 grados metemos la regala de sotavento en el mar y nos entra agua con alegría. El mar reparte su justicia para todos.

Ayer pudimos volver a hablar con Rafael. Nos comenta los resultados de fútbol. El parte no cambia mucho, salvo que acercándonos a Santa Lucía el viento vuelve a calar un poco. Se retrasan un poco más los planes. Lo tomamos con resignación. Luego hablamos con el “Sir Drake”. Nos habían recortado un poco, pero tal como andamos hemos vuelto a recuperar. Es curioso lo que une el mar, hablando a diario en medio del Atlántico con una persona que no conocemos de nada, y a la que solo conoceremos al llegar a Santa Lucía. A otros ni eso, como con Mike del “Danubio”, Juan del “Gran Kamajal”, o Paco del “Texel”.

Hoy ha cocinado Manuel. Nos ha preparado un aperitivo de tostadas con queso fundido al horno, y patatas con ali-oli. De plato principal, unas judías verdes estofadas con jamón y arroz blanco. De postre macedonia de frutas de lata (hace días que solo nos quedan patatas, cebollas, ajos, limones  y una col).