La noche empezó un poco movida, con un aumento de viento a 20 nudos de componente Sur. Recogemos un tercio del génova. En el cambio de guardia arrecia un poco más, y ponemos el primer rizo a la mayor. Aún así seguimos haciendo cerca de 7,5 nudos de SOG.

El capitán andaba un poco mosqueado con la carga de las baterías, y al arrancar motor hoy (lo hacemos dos horas por la mañana y dos horas por la tarde, embragado) descubrimos que el alternador ya no da ningún voltaje de salida. Ponemos un pequeño generador de gasolina a cargar baterías vía el cargador de 220 volts. y nos aplicamos al cambio de alternador. Como tantas veces, para la travesía Atlántica, se puso un alternador nuevo, y se había dejado el antiguo de respeto. Ha fallado el nuevo. Jürg, que entre otras cosas es conductor de autobús, se aplica al cambio, y en menos de una hora tenemos “el antiguo” en su sitio y funcionando.

A las 4 conectamos con La Rueda, y los partes que nos siguen entregando son de vientos favorables. En ningún caso más de 25 nudos, y buenos componentes, salvo en las cercanías de Azores, que cala bastante. Es posible que lleguemos a Azores en cinco días.

Hoy comemos Raviolis con carne y salsa bolognesa (de lata), puré de patatas y ensalada de col. Jürg cocina, y aplica correcciones a la salsa de los Raviolis. De postre nos acabamos una nueva macedonia de frutas “dos mundos” (de lata y natural), un clásico del Irenea.

El día ha sido muy claro y limpio, pero ya hay que ir con sudadera en la bañera, incluso de día, pues refresca bastante. Con la rasquilla de la noche y como se ha dado el día hemos batido record, haciendo unas 170 millas en 24 horas.

Por primera vez en toda la travesía hemos visto delfines. Pequeñitos, pero en gran cantidad (por lo menos, 20 alrededor del barco). Como siempre, llegan a su antojo, juegan en la proa del barco, y se van cuando les da la gana.