La noche fue un poco movida. Al caer el sol el viento arreció un poco, hasta los 25 nudos, y dudamos si poner el segundo rizo. Al final decidimos no ponerlo, y hacer guardias dobles.

La verdad es que le barco navegaba bastante bien. Medias de 7,5 kn. y picos de 8,5 kn. El viento siempre por la aleta de estribor. A veces si iba un poco de orzada, la ola volvía un poco loco al piloto.

A amanecer el viento cala a los 15 nudos, y sacamos todo el génova. Navegamos todo el día a rumbo de 65º y a 6,5 kn, de media. A las 16:00 horas contactamos por BLU con La Rueda, que nos da los pronósticos para los próximos 5 días. Hace unos años, cuando era muy difícil bajar partes por Internet y teléfono satelitario, La Rueda era la principal fuente de información, y la manera de estar en contacto con el mundo civilizado. Hoy en día las cosas han cambiado un poco, y casi todos los barcos bajan sus pronósticos vía “ugrib”, y los insertan en sus programas de navegación. Pero la costumbre tradicional no se pierde. Y los años de experiencia acumulados por Rafael del Castillo son un valor añadido. Por no hablar de su socarrón sentido del humor.

Todo el día ha sido muy placido, lectura y guiso (garbanzos con col, verduras y salchicha ahumada de La Martinica).

A última hora de la tarde ha sonado el curri. ¡Por fin vamos a pescar! Pero como ocurre tantas veces, se ha soltado. Al minuto, vuelve a sonar. Esta vez parece que se ha enganchado fuerte. Lo vamos trayendo, pero de pronto, otra vez sin presión. Esta vez ha cortado el acero y se ha llevado el pulpito y todo…

Mañana os contare como acabamos.