23.JUL.12 - POS.- 38 05 20 N 08 27 10 E TIME18:00 UTC

Los viajes del Irenea
Amancio Macia
Mon 23 Jul 2012 18:03

En Navegación, entre Denia y San Vito lo Capo (Sicilia)

 

Como decíamos ayer, a las 15:00 UTC nos entra viento del componente NW (Mestral) por la aleta de babor, y vamos muy agustito toda la tarde y toda la noche. Entre las 24:00 y las 06:00 hacemos 50 millas de corredera, una media de más de 8 nudos, una de las más altas que recordamos (sobre todo en el Mediterráneo).

 

Hablamos con Rafael en la Rueda, y somos el único barco en entrar. Además tiene un poco de prisa, por lo que a las 23:04 ya hemos terminado. Seguimos con el mismo bloque de guardias de tres horas. Tenemos bastante tráfico de mercantes, pero con el AIS, que nos indica a que distancia y en que momento nos cruzaremos con ellos,  todo es mucho más fácil. Además nos pueden monitorizar, pues nuestro equipo emite los datos de Irenea también.

 

Al amanecer Manuel prepara sus aparejos concienzudamente (dicen que se pesca más con la salida y la puesta de sol); pero nada, no pillamos nada. Despotrica constantemente: se han cargado el Mediterráneo, ya no vemos ni tortugas, ni delfines, ni peces y solo hemos visto un par de gaviotas y un pajarillo. Recibimos un mensaje de Antonio Carlos y reincide en el tema de la pesca, pero la realidad es terca: nada de nada.

 

Nos cruzamos con dos buques militares con maniobra restringida: un buque tanque está dando combustible al otro. La maniobra no parece fácil. Van muy juntos, en paralelo, y con una manguera que cuelga entre ambos.

 

Hoy cocina Mateo, una purruslada (ajo, patata y puerros) a la que le da un toque creativo poniéndole unos tropezones de “botarga” o hueva de maruca. De segundo, entrecots a la mostaza. De postre, fruta.

 

Al acabar de comer, decidimos atangonar y pasar el génova a la otra banda, y ponernos a orejas de burro, pues el viento cada vez se nos va más de popa redonda. Como vamos bastante de popa, al enrollar el génova sin  “templar” la escota, se nos lía de mala manera. Total, que al final nos lleva casi una hora deshacer el entuerto. Parece mentira como una simple maniobra puede complicar todo. Para cuando hemos acabado, ya ha vuelto a variar el viento y no hace falta atangonar.

 

Y poco más desde el Irenea. Esta última singladura si que ha sido provechosa, hemos hecho rumbo directo casi todo el rato, y a buena velocidad, por lo que hemos recuperado mucho de lo perdido en efectividad con los bordos de la ceñida. Al final, el que no se consuela es porque no quiere.