10.JUN.11 - POS.- 38 32 00 N 28 37 30 W TIME 20:00 UTC

Los viajes del Irenea
Amancio Macia
Fri 10 Jun 2011 19:00

Amarrados en Marina de Horta. Faial. Azores. Abarloados de 4 en el dique de abrigo.

 

Otra vez pensamos que vamos a tener problemas para conectarnos a la Rueda, pero esta noche Rafael llega un poco tarde. Se le escucha como un tiro. No puede hablar con el Bravo 1, pero le hacemos de puente. Empieza a tener mejor viento, y en unos días se le pone perfecto. Luego nos toca a nosotros. Nos comenta que hemos tenido uno de los cruces más tranquilos que recuerda. Nosotros asentimos. Como siempre dice él: “Ni comprado en el Corte Inglés”. Nos da un mensaje de Ángelo: nos espera en Horta para darnos las amarras. Al final nos dice que tengamos cuidado con las ballenas, que varios yates tuvieron impactos en la aproximación a Faial. Luego habla con el Pakea, que espera llegar a Groenlandia el domingo. No han tenido más experiencias con Roncuales. Al acabar, Unai le pide a Rafael que les cuente un chiste. El le pone uno que ha recibido por Internet. Como no se escucha muy bien, se lo repite en directo.

 

Noche tranquila, con el barco avanzando a buen ritmo, con el motor a 2.000 RPM y la mayor, y el mar de popa. En la guardia de las 12 a las 3 nos encontramos con una embarcación grande, que nos viene de proa, a una milla por nuestro estribor. Nos sorprende que no lleve AIS. Al pasarnos por el través, nos hace luces, y le correspondemos. Empezamos a recibior todos los ecos AIS del puerto de Horta, y de un velero de 60 metros que va camino de Horta unas 20 millas por delante nuestro. Cuando amanece, tenemos las islas tapadas por unas espesas nubes negras, que conforme va saliendo el sol se van despejando poco a poco.

 

Como bien decía Rafael, ha sido una plácida travesía, un poco atípica. No es normal encontrar una calma tan grande y acentuada en la mitad occidental del Atlántico. Pero también es interesante comprobar que es el cruce que han tenido todos los barcos desde primeros de mayo: combustible en grandes cantidades, y unos 10 días de motor. Y también de los que viene por detrás, como el Bravo 1. Al menos, los tres días que tuvimos a vela fueron muy buenos.

 

Hemos navegado 2.203 millas, lo que es una cifra impresionante, pues a rumbo directo teníamos 2.175 millas. Esto es, solo hemos 28 millas de más. Al final, resulta que navegar a rumbo directo a motor va a tener sus ventajas. Hemos tardado 15 días y 16.5 horas. Hemos navegado a 5,8 nudos de media. El Irenea se ha portado bien. En especial, nuestro querido Perkins Prima M60, que ha trabajado a destajo: cerca de 300 horas. No se ha roto nada (raro hubiera sido lo contrario), salvo la corredera, que un día dejó de medir millas. Quizá solo este atascada. La repasaremos en Horta. El botiquín, otra vez sin usar, salvo algún ibuprofeno. Ni una tirita, ni un poco de Trombocid por algún golpe.

 

Buena tripulación: un trío ya conocido y contrastado, con Juan, Caula y un servidor; y una incorporación de lujo: Kiko. Al amarrar, sentimientos de alegría y felicidad.

 

Como ya escrito otras veces en este blog, navegar es la sabia combinación de “LAS TRES D”: Duda, Decisión y Destino. Nos sorprendimos con los partes meteorológicos en Falmouth Bay. Dudamos, pues todos sabíamos cual era la ruta tradicional de regreso, dos de nosotros incluso la habíamos navegado. Nada parecía lógico. Y otra vez las dudas. Ya lo decía Goethe: “Beneficiarme con vuestras convicciones, si es que las tenéis; pero guardaros vuestras dudas, pues me bastan con las mías”. La capacidad de obtener la información adecuada y procesarla convenientemente es sin duda la mejor manera de tomar decisiones. Nosotros accedimos a varios pronósticos que nos confirmaban nuestra idea de hacer un rumbo directo. Decidimos buscar y comprar más bidones para poder llevar  más combustible. Siempre es necesario un elemento desencadenante de la decisión. Lo teníamos bastante claro, pero está bien que alguien lo confirme: llamamos a Rafael, y nos dijo: “Sin dudarlo, rumbo directo, 1.800 RPM, y mucho combustible”. Theodore Roosvelt dijo: “En cualquier momento de decisión, lo mejor es hacer lo correcto. Luego lo incorrecto, y lo peor es no hacer nada”. Al final, sales al mar y el destino te depara lo que buscas… o lo que te mereces. “La manera en que una persona toma las riendas de su destino es más determinante que el mismo destino” Kart. W. von Humboldt.

 

Acometer una navegación de este tipo siempre tiene sus riesgos, y estos a su vez generan miedos. Pero no podemos permitir que estos paralicen nuestros deseos. Decía Robert Sapolsky, un neurólogo de la Universidad de Stanford, que solo los homínidos son capaces de tener procesos preconscientes que desencadenan respuestas de miedo. Una gacela puede estar pastando tranquilamente; cuando sufre la amenaza del león, concentra todas sus energías en la escapatoria. Está demostrado que diez minutos después del encuentro, la gacela sigue feliz y contenta pastando, ya no tiene el león en la cabeza. Solo los seres humanos podemos generar un proceso de respuesta similar al de la gacela a raíz de un estado psicológico, de un recuerdo o de una vivencia. Por decirlo claro, que seguramente esta noche alguien se ha desvelado en Madrid pensando que puede encontrase un león a la vuelta de la esquina. El meollo de la cuestión es que desencadenar los procesos de defensa para escapar de una amenaza real durante unos minutos es el mecanismo perfecto de respuesta ante la amenaza; pero si lo haces de forma sistemática y por razones psicológicas, si constantemente estás preocupado por los miedos, nuestra mente ocupa muchos recursos en las “posibles” defensas, disminuyendo nuestras capacidad de reacción o incluso generando estrés o enfermedad. Así pues, no suframos por lo que no sabemos; estemos tranquilos, serenos y relajados con lo que la vida nos depara, y actuemos cuando haga falta, con respuestas en función de las necesidades y nuestra experiencia. Si lo conseguimos, esto nos hará infinitamente más felices a todos.