En navegación, entre Antigua y Horta (Azores).

Como decíamos ayer, dejamos la isla de Antigua por barlovento, y damos un rumbo verdadero de 60 / 65º. No tenemos mas de 5 nudos de viento real durante toda la noche, y vamos a motor, a un régimen un poco más bajo de lo normal. Navegamos por el mar de los Sargazos, que flotan ancestro alrededor. Cuando se pone el sol, Caula nos prepara de cena una pasta con fritada de verduras y panga a la plancha.

La noche es bastante tranquila, salvo un chubasco que nos pilla a Kiko y un servidor en la guardia de 3 a 6 de la mañana. Llueve con alegría durante más de media hora, pero por lo menos no aumenta ni rola mucho el viento. Con la tormenta, un poco de caos: a cerrar todo el barco, colchonetas, almohadones y otros elementos al interior. Llueve tanto que tenemos que cerrar el tambucho de entrada. Kiko va convenientemente equipado con su traje de agua. Un servidor, como tantas veces, en pantalón corto y camiseta. En el fondo se agradece refrescarse. Las cubierta queda perfectamente limpia.

El día amanece con algunos cirros a nuestro alrededor. Un carguero se nos aproxima por babor; va a Guinea Conakry. Juan piensa que lo van a desguazar, pues lleva detrás un remolcador. Conforme avanza el día el cielo se encapota un poco más, y se van formando tormentas a nuestro alrededor. Alguna nos engancha de refilón. Pregunto a Caula con sorna si nos mojaremos o no para comprobar su grado de optimismo, y con su habitual tranquilidad me dice: “seguro”. Así ocurre.  

El ambiente es tranquilo, de inicio. Lectura, sudokus, algo de música (Madeleine Peyroux, Pink Martini). Navegar a motor no es lo que esperas en esta travesía, pero lo asumimos con resignación. Ya se sabe el dicho marinero: cuando hay mucho porque hay mucho, y cuando hay poco porque hay poco. Total, todos infelices. Somos inconformistas.

Kiko ha cocinado hoy unos entrecots de buey a la plancha con mostaza a la antigua, acompañados de ensalada verde; además pasta con fritada que sobró de ayer. La carne estaba muy buena. Previamente, limpia el barco con alegría.

A las 24 horas de navegación, reponemos combustible, y calculamos que hemos consumido solo 3 litros a la hora, por lo que tenemos algo más de autonomía. Con los pronósticos que tenemos, no está mal.