06.DIC.10 - POS.- 14 09 00 N 43 58 30 W TIME 19:30 LT (UTC-2)
En navegación, entre Las Palmas de Gran Canaria y Santa Lucía. Como bien sabe Mañas, no soy muy dado a tener en mente que
llevamos, que nos queda o que hacemos. Sencillamente, para por una vez no tener
el tiempo siempre presente. Ese tiempo, esas horas que tanto agobiaban a
Antonio Vega. De esta manera, los encabezados de estas entradas diarias son un poco
absurdas, les falta “algo”. Aún así, y saltándome mis propias
normas, les voy a dar tres datos: Primero, que llevamos más de dos mil millas
recorridas. Segundo, que nos quedan algo menos de mil millas hasta Santa Lucía.
Tercero, que ayer hicimos el record de distancia recorrida en 24 horas de esta travesía:
La noche fue tranquila, algo que se agradece después de los
chubascos de la anterior. Andamos sobre los 7 nudos, con toda la mayor y génova
amurados a babor. Viento de 15 nudos, de ENE – NE. Por la mañana nos baja
un poco, pero seguimos con el mismo aparejo. Nuestra velocidad se reduce
ligeramente. Manuel se queja un poco, pero no le hacemos mucho caso. Se espera
que esta noche se establezca ya un mínimo de 20 nudos, y casi no nos abandonen
hasta Santa Lucía. Otra noche más en contacto con Rafael, la dedica principalmente a
hablar con el “Danubio”, un barco de Después del frenesí de pesca de hace unos días, Manuel no ha vuelto
a echar las líneas. Así que pasamos el día entre guardias, lecturas, mails,
blogs y algo de música, que ponemos en el equipo por las tardes. Esta tarde la
he dedicado a las chicas: Oleta Adams, Nina Simona, Sarah Vaugman, Nancy Sinatra
(“Two Shots of Happy, one Shot of Sad…”) e incluso la versión
de “Harvest Moon” de Jane Brikin. Juan devora los libros de Patrick
O’Brian. Caula hace sudokus y se entretiene con un libro de vela que había
por el barco. Manuel ha acabado “Los Marineros perdidos” de
Jean-Claude Izzo. Hoy se ha producido un suceso digno de mencionar, que sorprenderá y
agradará en especial a Ana y Mariano: Caula se ha levantado, y en su día de
libranza, después de limpiar y recoger disciplinadamente, nos ha dicho: “he
pensado en cocinar unos garbanzos estofados con tomate, ajo, cebolla y bacon”.
Lo han escuchado bien. No ha mirado el menú, no ha preguntado; todo ha surgido
de su propia iniciativa. Si señores, hay esperanza. Al final haremos de él un
cocinero. Por supuesto, después de unos segundos de estupor, todos le hemos
dicho alegremente que el menú nos parecía fantástico. Que quizá lo debía
reforzar con algo, como una ensalada fría de arroz, con cebolla, atún, habitas
y pimiento morrón. Dicho y hecho. Eso hemos comido, y además estaba muy bueno. De
postre, natillas con galletas Chiquilín y caramelo. |