Archipiélago Tuamotus: Atolón FAKARAWA Norte 16:03.619S 145:37.242W
El vigésimo octavo día del mes de mayo del año del señor de dos mil y veintitrés, el 28/05/2023, para entendernos, después de los desayunos correspondientes, que en el caso del capitán y de algún otro son dos exactamente, soltamos la boya de fondeo y nos disponemos a cubrir las aproximadamente 30 Nm que nos separan del N del atolón Fakarawa, donde se encuentra el asentamiento Rotoava, el aeropuerto y el pase Garuae.
Podeis ver la linea rosa que marca el camino que hemos seguido,
todo debidamente balizado y señalizado, no olvidemos que estamos
en Francia.
Esta es nuestra tercera vez en este atolón, con tres barcos diferentes, en 2.008, 2.016 y ahora en 2.023 y tengo que reconocer que el progreso también ha llegado a estos lugares tan remotos.
Aquí es donde en 2.008 por primera vez entramos en un atolón y
aun recuerdo que aunque el paso Garuae es de los fáciles-fáciles,
Carmen iba en la proa, hicimos al tripulante Jorge subirse en la
botavara y yo iba al timón con mas miedo que vergüenza. No hace
falta decir que la entrada fue suave y sin incidentes y que esas
precauciones eran todavía de la época pre-electrónica, cuando la
navegación se hacia casi a ojo (y con el sextante). También
recuerdo que cuando paseamos por Rotoava, para ir a la panadería a
comprar "baguetes", ¿que otra cosa, si no había nada mas?, veíamos
a los lugareños en el interior de sus casas (cabañas mas bien),
tumbados en el suelo sobre una estera y aguantando el calor con el
dolce far niente, eso si, saludándonos muy amistosamente con su
¡IA ORANA!.
Las memorias del 2.016 son mas difusas, así que pasaremos
directamente al 2.023. Ya de camino vimos que habían aparecido en
los motus edificaciones como hoteles, que finalmente lo eran, y
mas de uno, aunque no parecían tener muchos huéspedes, supongo que
es cuestión de tiempo.
Desde luego no existían en 2.016 e hicimos el mismo camino. Pero la otra sorpresa fue al llegar a Rotoava encontrar un muelle al que nos abarloamos, con una gasolinera para barcos y un supermercado de tamaño medio-grande y muy bien surtido. Tuvimos que recuperar a la tripulación, que después de las penurias pasadas en los anteriores atolones (es un decir, en el ALIENA siempre se come y se ha comido muy bien), estaban enganchados, comprando de todo y disfrutando del aire acondicionado del establecimiento. ¡¡¡Como cambian los tiempos!!!
He conseguido rescatar un par de fotos de 2.016, infelizmente las de 2.008 pertenecen a la era geológica pre-iPhone y no lo he conseguido, que pena, porque podría haber sido una serie de tres, parece que "el hombre es el animal que tropieza siempre en la misma piedra". Adivinad cual es cual
El camino polvoriento de 2.008 se ha convertido hoy en una estupenda carretera y las casas a los lados están protegidas por muros y desde luego ya no se puede ver a los locales, aunque no pondría la mano en el fuego de que no siguen tumbadazos.
Se nota que esta es una capital importante, no solo por la
iglesia (que ya existía así, por lo menos en 2.016) sino porque
hay al menos tres restaurantes donde comer y cenar sin necesidad
de previo aviso.
Hacemos una excursión a una granja perlera
Todos estamos impresionados con la espléndida naturaleza que nos muestran los Mares de Sur
y nuestro artista particular continua regalándonos preciosos dibujos; como dice en sus dedicatorias: "creíamos que el Paraíso no existía, pero estábamos equivocados".
Pero toca continuar viaje, el siguiente a visitar es el Atolón Tohau, también viejo conocido.
Continuará.
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