Esta mañana hemos dejado Tarrafal y volvemos a Praia. Mañana Pablo y las niñas tienen el avión de vuelta. Hemos pasado unos dias de peligros para subir y bajar del dingui cada vez que queriamos ir a tierra, porque alli habia un viento que nos hacia volar. Tarrafal tiene la playa mas grande de la isla de Santiago y debe ser el destino mas turístico de la isla. La playa es donde se derarrolla la vida del pueblo: barcas de pesca donde por las mañanas acude la gente del pueblo a comprar pescado, juegos de futboll y voley por las tardes y unos pocos turistas despistados resguardandose del sol bajo las palmeras o viendo la puesta de sol desde el chiringuito de la playa. Este es en un lugar medio africano, medio brasileño, donde la gente se mueve con parsimonia. La calle es un mercado variopinto, aunque dominan las frutas y nada es lo que parece. Hay un mercado municipal que nos llamó la atención, y, al entrar, resultó ser una escuela de música y un puesto de souvenirs. Las tiendas mejor arregladas son las de los chinos, que hay dos, una al lado de la otra para que no te pierdas, la pescaderia, que yo pensé era la lonja, resulta ser la tienda de cosas de pesca. Claro que para que quieren una lonja si hacen la subasta en las barcas!!!!. Es gente amable, aunque no en exceso y hablan una mezcla de portugues  y criollo, de manera que cuando no quieren que los entiendas, no hay forma. Las mujeres llevan una especie de uniforme que consiste en delantal blanco rodeado de unas puntillas la mar de monas, pero siguen utilizando la cabeza para llevar grandes barreños de plastico azul o rojo con vaya usted a seber qué.

En fin, hemos tenido que dejar nuestro fondeo, con bastante viento, para quedarnos sin viento nada mas salir e  ir de nuevo a Paia a ver si nos dejan abarloarnos al barco de hierro oxidado, a traves del cual, para salir a tierra, tenemos que hacer las mil y una piruetas.

Carmen