Como deciamos ayer, el martes 30 de agosto salimos tempranito hacia Salvador, con varias paradas "tecnicas" (es decir, para dormir fondeados y no navegando) previstas, la proxima en Abrolhos. Deshacemos el camino que ya hicimos al ir hacia Rio de Janeiro, pero en sentido inverso.

Dice la tradicion marinera que hay tres Cabos en el Mundo que otorgan a los marineros que los rebasan a colocarse, por cada uno de ellos, un pendiente en forma de anillo y a orinar por la borda de barlovento (esto ultimo no lo recomiendo). Son el Cabo de Hornos, el Cabo de Buena Esperanza (o de las Tormentas) y el Cabo Leeuwin; pues bien, yo añadiría otro Cabo mucho mas modesto, pero que personalmente siempre nos ha costado mucho rebasarlo, el Cabo de Santo Tomé. Está estrategicamente situado a una distancia de todos los lugares de abrigo para que siempre llegues a pasarlo de noche, hay que separarse mucho de la costa, porque tiene bajos que crean un mar muy movido y confuso y tiene un trafico casi tan intenso como el Canal de la Mancha, de todos los barcos, barcazas y demás que conectan la costa brasileña con las mutiples plataformas petroliferas de la zona. Para acabarlo de arreglar, los simpaticos pescadores locales instalan kilometricas redes de pesca.

En este viaje lo hemos atravesado dos veces y ambas han sido complicadas; en esta segunda vez, en dirección Norte, hemos tenido que cambiar el rumbo, estando ALIENA navegando a vela (y con preferencia de paso, en consecuencia), porque un impresentable capitan de una lancha de suministros decidió que como era mas grande, tenía preferencia de paso y no alteró el rumbo, como hacen los barcos mercantes civilizados, incluso en y de paises del Tercer Mundo, como este. ¡Brasil no es para aficionados!

Eso fue en mi guardia, pero en la siguiente, de Carmen, tuvo que llamar a Antonio angustiada (y con razón) pues se vio en medio de una feria de luces estroboscopicas de colores, es decir, el campo de redes de pesca locales que decia antes. Afortunadamente entre Carmen y Antonio consiguieron sortearlas y dejarlas atrás, junto con el C. Sto. Tomé de aciago recuerdo.

Seguimos ya con claro rumbo Norte y sobre mediodia dejamos atrás Vitoria, la capital del Estado de Espiritu Santo, en la que hicimos escala anteriormente. Ya en aquella ocasion nos llamó la atencion la cantidad de barcos que estaban esperando para entrar a puerto, pero esta vez ¡eran todavía mas numerosos! Yo cuento 29 en la foto. ¿Que tendrá este puerto cuando tal cantidade de barcos optan por perder dias de flete para ser atendidos aquí? No tengo respuesta.

Aproximadamente al llegar al paralelo 20º Sur, a la altura de Vitoria mas o menos, empezamos a ver ballenas, cada vez mas numerosas, resoplando, mostrando la altea dorsal y la cola, algunas dando los espectaculares saltos que caracterizan a las ballenas jorobadas. Algunas estaban cerca, pero nos daba mucha alegria verlas. En la foto a continuacion, aunque no se ve bien, porque apenas se adivina el bulto negro debajo de la superficie, teneis una referencia, el cabo de la escota en la esquina superior izquierda, para ver que la ballena estaba a unos 30-40 metros del barco por la popa.

Después de otra noche tranquila, si no tenemos en cuenta los cubascos que hubo, que llegan con un aumento considerable del viento y obligan al que está de guardia a reducir vela, para luego tener que volver a sacarla caundo ha pasado y el viento se requlariza, llegamos a Abrolhos sobre mediodia del 1 de septiembre y fondeamos, aunque con bastantes olas y no muy comodos, pero lo suficiente para dormir esa noche sin guardias.

Nuestra estancia es de menos de 24 horas y pronto por la mañana del dia 2 de septiembre continuamos hacia nuestra siguiente escala, Ilheus.

MgM

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