2.AGO.11 - POS.- 36 20 00 N 03 54 00 W TIME 18:00 UTC
En navegación, entre Gibraltar y Santa Pola. Gibraltar no tiene mucho que contar. Pudo tener un pasado
histórico, pudo ser un enclave geográfico de posición envidiable y muy
codiciado. Nada de eso existe ya. Todo se limita a la “Main
Street”, algunas calles paralelas, las cuevas, los monos, el cañón de El sábado, una vez amarrados, comemos en el barco; después de una
siesta, baldeo y arranche, nos duchamos y nos movemos al Gibraltar Downtown.
Todo está completamente muerto, solo unas pocas personas caminan por Main
Street. Salimos del recinto amurallado, y vamos a la otra Marina (Queensway),
pero esta peor todavía, si esto es posible. Nos tomamos unas cervezas, y
volvemos hacia el Irenea. Justo a la entrada de la “Casemates
Square” hay un restaurante argentino. Siempre nos darán una buena pieza
de carne. Dicho y hecho. Manuel y un servidor disfrutan de su lomo bajo y su
“rib eye”, pero Mateo se pide una parrillada para uno, que se le
hace un poco difícil de acabar. Por lo menos el vino es un Ribera, y nos
zampamos dos botellas. Nos vamos al barco, y nos acostamos bastante pronto. El domingo cada uno va a su aire. Mateo se levanta pronto y
comienza la búsqueda de la casa de un pariente lejano, el Marqués de Lendinez,
con domicilio en Gibraltar. Parece ser que es un tema más fiscal que real,
aunque al final encuentra su vivienda. Está completamente cerrada. Manuel
vaguea un poco y se va al centro. Yo me quedo en el barco mirando cosas en
internet y arreglando pequeñas cosillas. Ellos se juntan y se dan una buena
caminata para ver una de las atracciones típicas de Gibraltar, el cañón de las El lunes el aspecto de la ciudad cambia radicalmente: montones y
montones de personas pululan febrilmente por Main Street. Ha llegado algún
Ferry con miles de Turistas. En las puertas de los comercios hay carteles
“Azzura visitors, wellcome. Ask for a gift”. Las furgonetas que los
transportan a ver las cuevas y los monos nos acosan por todas partes. Lo
tenemos claro. Gibraltar vive de este comercio, y de los visitantes españoles,
que se acercan como máximo un día, y compran alguna botellita y un cartón de
tabaco. Los precios son algo mejores que en España, pero nada para tirar
cohetes. Cuando cierran las tiendas, la ciudad muere. Mateo se compra una
cámara de fotos. Yo, algunas botellas de ginebra. Manuel, whisky y tabaco.
Vamos al mercado y compramos pescado para comer los días de navegación y algún
otro producto que nos faltaba. Buscamos en los foros de internet algún sitio
recomendado para comer, pero la mayoría coincide: “Los Remos”, en
San Roque. Finalmente vamos a otro pub, “The Star Bar”, famosos por
su Steak & Ale Pie. Manuel y un servidor dan buena fe del plato. Por
supuesto, con patatas fritas en cantidad. Por la tarde, la ciudad vuelve a
estar desierta. Nos acordamos que en Queensway Marina había un restaurante español,
no tenía muy mala pinta, aunque el nombre no invitara al optimismo: “Don
Pepe”. Cuando llegamos, no hay ninguna mesa ocupada. Nos sentamos con
valentía. Se nos acerca un camarero español de aspecto cañí. Optamos por un
poco de Jamón 5J, y unas doradas y robadallos a la espala. No esta mal,
“at a price”. Como el camarero está solo, se dedica a darnos la
cena: que si esta marina es la más lujosa (aunque sea “dead zone”),
que si la gente compra los apartamentos solo como inversión (“algunos ni
conocen el color de los azulejos de la cocina”). Que los últimos bloques
de tres pisos se empezaron a vender a 1 millón de euros, pero acabaron a 4
millones de euros. También le apasiona el tema del mar, aunque le da pánico:
“ni por todo el oro del mundo me monto yo en uno de esos barcos”.
Nos pregunta de donde venimos: de Azores. No sabe donde están. Pero nos cuenta
que su pasión es leer cosas sobre el Triangulo de las Bermudas. Nos viene a
decir que el sabe que nadie se acerca a esa zona por peligrosa. Yo le digo que
hay una regata que sale de Bermuda, pero no acaba de creérselo. Al final se
sienta una pareja en otra mesa, y se lo indicamos. Se va presto a llevarles las
cartas. Salvados por la campana. Volvemos a A las 08:00, llamada general. Me voy a pagar el amarre, y Mateo a
la ducha. Manuel se prepara el desayuno. A las 08:45 largamos amarras. Salimos
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