Amarrados en Marina de Ponta Delgada. Sao Miguel Azores. Pantalán F, amarre 22.

La noche fue algo movidita. Primero tuvimos más de viento del previsto (sobre 20 nudos) pero sobre todo el componente era muy de proa. Además el mar era algo confuso. Vamos con el piloto de viento, a 60 grados por babor. Si cerramos más, la navegación se hace un poco desagradable. Cambiamos el régimen de guardias, y las hacemos de hora y media. Algún pantocazo, alguna ola que pasa por cubierta. En un momento dado, tenemos que rizar todavía más. Pero bueno, vamos avanzando a buen ritmo. La noche es fresca, y hay que sacar trajes de agua.

Amanece muy nublado, se ven zonas de lluvia, aunque no parecen tormentosas. Sobre las 11:00 de la mañana empezamos a avistar la isla de Sao Miguel. Al ponernos a sotavento el mar baja sensiblemente, y el viento se hace más inestable.

A las 16:00 horas entramos en el Puerto de Ponta Delgada. Primero hay que ir al muelle de espera y abarloarse, junto a la vieja marina. Hacemos todos los papeleos. En Azores, aun siendo CEE, tenemos que pasar por aduanas, inmigración y policía. Otro dato curioso es que nunca te cobran a la entrada, siempre a la salida. Nos asignan amarre en la nueva marina, que esta a unos 500 metros de la antigua. Hay algo de viento, pero amarramos sin problema, pues nos dicen que podemos elegir cualquier hueco que veamos libre. Recogemos, baldeamos, nos duchamos (solo hay agua fría) y salimos a  ver un poco Ponta Delgada y cenar.

Es la capital de las Azores, y se nota. Tiene un barrio antiguo con las típicas calles empedradas de blanco y negro. Bastante más grande que Horta. No hay casi nadie en la calle. Después de un largo paseo, vemos que el restaurante al que nos dirigíamos está cerrado. Vamos a otro, pero tampoco hay suerte. Al final, acabamos en el Restaurante San Pedro, completamente lleno de guiris, donde nos dan unas gambas al ajillo (con pimentón a raudales) y tres pescados aceitosos. Nos vamos despotricando un poco. Nos regalan un DVD con videos y fotos de Sao Miguel, incluyendo las famosas Lagunas verde y azul.

La nueva marina tiene una zona de ocio anexa con cierta animación, y nos vamos a tomar un gin tonic, y pedir algo de hielo para el barco. Ambiente tranquilo, y primeras conversaciones sobre Camps y los trajes, la crisis griega, Rubalcaba y Rajoy, etc. Bajamos pronósticos y vemos que va a ser muy difícil ir a Lisboa, pues durante toda la semana el componente es NE (esto es, en todo el morro). Mañana veremos