25.JUN.09 - POS.- 39 07 17 N 09 30 37 E TIME 15:30 LT

Amarrados
en el Puerto de Villasimius, junto al Cabo Carbonara, extremo sureste de
Cerdeña. La última
parte de la travesía, en la bahía de Cagliari, ha sido a vela, con un viento
de 12 nudos por la altea de babor. Es la
tercera vez que arribamos a este puerto. La primera vez, con el Ataifor, desde Nápoles.
La segunda, el año pasado, en nuestra vuelta a la isla de Cerdeña. Las cosas
han progresado bastante, y todo el puerto tiene más vida. Hay una gran cafetería,
y algunas tiendas, una farmacia y un supermercado. La primera vez, tuvimos que
acercarnos a un camping cercano, la marina no tenía ni para tomar una cerveza. Pasamos
primero por la gasolinera, y después de descansar, baldear y tomar algún expresso,
nos cercamos a Villasimius con la tripulación de Olyvia. Las cosas también han
progresado en el pueblo, aunque no deja de ser una simple calle con tiendas de
recuerdos (camisetas, bisutería y gastronomía sarda) Están montando un
mercadillo. La gente que pasa todo el día en la playa en la cercana reserva
natural de Capo Carbonara se acerca cuando cae el sol a pasear, cenar, o
comprar algún detalle. Y eso hacemos nosotros. Acabamos bastante tarde en el
Ristorante Carbonara, y tomamos una buena selección de fruti di mare, pasta y
pescados a la plancha. Como
siempre, acabamos en el barco y discutiendo Mateo y Amancio sobre el número de
modelos de predicción metereológica que existen. Esto relaja a Mateo, que tiene
días muy tensos en el trabajo. Duerme a pierna suelta. A la mañana
siguiente, me acerco con Juan a buscar filtros para su motor y liquido ATF para
la inversora del Irenea. Al volver al barco, hacemos pequeñas reparaciones y
nos vamos a la playa, que tiene una calidad de agua excepcional. Hay bastante
gente. Junto a ella hay una laguna interna donde bandadas de flamencos vuelan incesantemente. Comemos en
el “Café del Porto” una ensalada, pequeña siesta, y a las 18:00
estamos dando bocana del puerto. |