El ecuador nos recibió con una gloriosa lluvia que vino a reivindicar el calor sofocante que trajo la calma. Engañados por la intención de hacer una maniobra, fuimos citados en el cockpit para recibir al capitán disfrazado de Neptuno. Un elaborado tridente caracterizaba a ese personaje envuelto en sábanas y cabos viejos, cuya cara quedaba tapada por la frondosa barba que dejaba asomar un labio pequeño e inquisidor. Fuimos evaluados con preguntas inherentes a nuestra aventura y a pesar de que algunos conocimientos no quedaron guardados en la memoria, se nos permitió amablemente el paso por el ecuador por el dios Neptuno. Brindamos con vino, agua de mar, y disfrutamos del clima festivo que se vivió a bordo.