Crónicas desde el océano
Quetu
Sun 1 May 2022 00:24
-Mamá, ¿estás sentada?
-Si, ¿Qué pasó?
-Tengo que contarte algo
-¿Estás embarazada?
-Me voy navegando a Groenlandia, la semana que viene.
Cuando me hablaron de Groenlandia pensé que era una ilusión, como si les dijera que pueden ir mañana a conocer el océano en submarino o a tomar un café a la estratosfera. Tantas eran mis ganas de ir y tan lejos estaba de la normalidad que intentaba no contarlo por miedo a arruinarlo. A las pocas personas que pude comunicárselo me respondieron como si estuviera fuera de mis cabales, se rieron y supe, en ese instante, que no me consideraban capaz de realizarlo. Pero nunca me sentí tan segura al decir que quería este proyecto y no podía emprender otra actividad con la determinación necesaria para llevarla a cabo. Tal era mi afán por navegar hacia el ártico, por cruzar el océano a lo largo, por formar parte de un barco de expediciones, que entendí que mi felicidad era rehén de esa experiencia.