ANTÁRTIDA - todos tenemos un mal día

Crónicas desde el océano
Quetu
Sun 12 Mar 2023 02:20


Me levanté, se imaginarán, con los efectos de la noche anterior. Sumado a eso algunos problemas inherentes al cuerpo femenino, y sumado a eso el sistema de baja presión que tenemos encima que no para de hacer el clima antártico más hostil todavía. La verdad amigos, estoy de mal humor.

Pero entrada la tarde la naturaleza me regaló de las más hermosas fotografías: Circulábamos por un canal pequeño cerca de Port Lockroy cuyo recodo era la boca de un glaciar. A simple vista no se distinguía si había canal hacia la izquierda o el asunto terminaba a los pies de esos acantilados de hielo que se desprendían de par en par. El agua estaba inmóvil, no corría una gota se viento, y la superficie del agua estaba decorada con pequeños hielos que cada tanto formaban un manto opaco con pintas blancas. Algunos sectores sin hielo reflejaban la belleza de las montañas que se asomaban sobre el glaciar hasta tocar las nubes. Y como si esto fuese poco, algunas placas de hielo suspendidas sobre el agua eran asilo de focas cangrejeras, que hasta entonces no había visto.

Este animal tan extraordinario tiene una textura aterciopelada que parece ser gris oscuro, y conforme uno va transitando y avistando su vientre desde otro ángulo sus pelitos se tiñen de un gris claro con tonos cálidos que, estéticamente, forman una imagen armoniosa arriba de los pequeños icebergs.

La escena no se puede mejorar ni con la imaginación, permanece en la retina y le dan ganas a uno de volatilizarse y quedar suspendido mirando ese paisaje inmóvil toda la vida.

El glaciar parece estar siempre a punto de desmoronarse, las columnas torcidas descansan sobre una fina capa de suelo haciendo equilibrio las unas sobre las otras. Y cuando nada podía ser más perfecto, allí mismo sobre la quietud y el silencio, interrumpiendo el agua espejada comienzan a caer gruesos copos de nieve. De esos que quedan un rato dando vueltas en el aire, dan un par de volteretas hasta que finalmente se posan sobre la tabla de surf que llevamos a bordo, o la cabeza de algún fotógrafo desprevenido sin capucha.