pero esta vez no vamos por dentro, tenemos que salir de nuevo por el paso Orepo y rodear el atolón por fuera, por que vamos a ANSE AMYOT, que es una especie de cala no navegable hacia el interior del atolón. Esto es una anomalía para los atolones.

Se me olvidaba, la solución de la adivinanza: Es BLANCO por que solo come cocos.

Nos amarramos a una de las boyas que encontramos y rápidamente la tripulación toca tierra en sus afanes exploratorios. 

Hemos visto lo que parece un restaurante y todos estamos ansiosos por una cena romántica y, por que no, alguno de esos cangrejos bancos que seguro sirven aquí.

Efectivamente es un restaurante, pero parece que el chef está fuera y no volverá hasta la próxima semana, con lo que nuestro esfuerzo resulta inútil.

Nuestra gentil azafata intenta llamarle por teléfono pero algún problema técnico lo impide, ya lo dice la norma: "Island time", hay que esperar.

Comprobamos que, como sospechábamos, sirven cangrejo blanco, que atrapan con el engaño de arriba. Nos volvemos al barco y otra vez tenemos nuestra recompensa, en forma de un rojo atardecer.

A la mañana siguiente decidimos explorar el motu de enfrente y merece mucho la pena, ahorraré palabras y valgan las imágenes

Continuará....

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